jueves, 7 de noviembre de 2013

Un día llega la muerte a buscarte









Después de mucha espera el 17 de mayo de 2013, en el Reino del Revés ha muerto alguien que no pienso nombrar ni colocar su foto, sería honrar su memoria y no merece eso. Pero puedo decir hay un tirano menos en la tierra, un asesino ha ido a verle la cara a la justicia, porque creo que un ser así no sólo merece la justicia humana que esa le llegó, sino también la divina y a partir de hoy deberá presentar sus debes y haberes en el otro mundo si existe, y de no existir los gusanos tendrán un buen banquete para darse. Alguien que pasará a la historia como tantos otros y será recordado como lo que fue un criminal y eso fue todo.

Esta muerte ha llevado durante el día a olvidarnos de la Reina Batata, que estará triste porque nadie la nombró, dejó relegado por un día el precio del dólar o el tema del lavado de dinero de nuestros gobernantes, postergamos hasta mañana el cambio de horario del fútbol para que el "gordito golpista" no lo mire nadie, o que nuestros regentes quisieran intervenir los medios opositores que a su forma de ver y entender están molestando demasiado. Y hubo durante el transcurso de la jornada momentos de reflexión sobre los que vivieron esa época que no fue mi caso, porque cuando tenía la suficiente edad para entender qué estaba pasando, los déspotas ya se estaban yendo y llamando a elecciones, después de una guerra ridícula que sólo llevo a más muertes de las que ya tenían sobre sus hombres y que por lo visto no le afectaron en lo más mínimo.

Pero esto merece un pensamiento al respecto. Estos tipos no vinieron de otro país, tampoco llegaron del espacio exterior, no, son producto de nuestra sociedad, la misma sociedad que cuando no le gustó cómo estaban las cosas corrió a los cuarteles a buscarlos. Esa que desprecia a los latinoamericanos y elogia a los europeos, comparando sistemáticamente lo que se hace en el viejo continente, pero que en su cotidianidad no tiene la menor consideración por nadie, que cuando tiene que tirar un papel en la calle lo hacen sin ningún remordimiento, no le dan el derecho al peatón, y se comportan como el dueño de la avenida cuando están frente al volante, esos mismos que tratan a todos como si fueran sus súbditos y los miran desde arriba porque son seres inferiores. Esa es la sociedad que engendró estos monstruos que luego critica, tal vez porque al verlos observa su propio reflejo.

Pienso en la suerte de que hoy por hoy el ejército de su Alteza esté destruido, que no haya tanques, ni aviones, porque vería a muchos golpeando sus puertas como hace 30 años atrás, porque ese sentimiento de golpistas, de arrasar con todo, está en los genes, ocurre exactamente lo mismo con nuestra odiada regente, hablando de los militares como si fueran la peor de las pestes, cuando ella tiene todos los síntomas de esa dictadura que gobernó el país durante los fatídicos 7 años que duró, soberbia, sembrando en el país el síndrome del enemigo sobre todo aquel que piensa diferente, jactándose de haber sido parte de los que pelearon contra la dictadura cuando es de público conocimiento que se enriqueció gracias a ellos.

¿Me pregunto cuántos años o siglos deberán pasar para convertirnos en un país del que uno se sienta orgullosa, cuánto falta para que aquí en este rincón del mundo, uno vea que la gente es agradable, cordial y bien dispuesta. Poder salir a dar una vuelta relajado, sin esa horrible sensación que te afanan en la esquina o que el vendedor después de que le digas "que tenga un buen día" te lo agradezca y no te mire con cara de "qué boluda"?

Hay un dicho que dice "los pueblos tienen los gobiernos que se merecen", y aunque yo sienta que la realeza que nos gobierna no me la merezco, que estoy en este baile cuando nunca quise ni siquiera acercarme, a veces siento qué verdad tiene ese dicho.
Una sociedad mal conformada desde sus orígenes donde todos piensan con su bolsillo y no en el bien común, lleva a que tengamos lo que nos merecemos y esto se seguirá repitiendo mientras no sólo miremos para atrás, sino que además pensemos en todos y no en cada uno y veamos para adelante.

Siento en este momento que no somos nada, que lo único que hay en este territorio es un montón de gente viviendo en el mismo lugar peleando por su lugarcito y que nada le importa más que ellos mismos y los demás no me importa.

Una verdadera pena. Si no pensamos en el otro, si no somos tolerantes, esto no se terminará jamás.

Arwen Mtes





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